2013 —
La génesis de inHAUS, un paso hacia lo desconocido.
“Ayudando a nuestro padre en la obra fue donde realmente vimos la industria desde otra perspectiva, un desafío constante de organización, gestión y calidad.“
La génesis de inHAUS, 2013: Un paso hacia lo desconocido.
En 2013, tras varios años de aprendizaje y de experiencia trabajando en el estudio de Ramón Esteve, decidí dar un giro en mi carrera profesional. A pesar de las excelentes oportunidades que me ofrecía el estudio, mi espíritu inquieto y emprendedor me empujaba hacia algo más, algo que me permitiera transformar mi visión del sector de la construcción. Decidí unirme a mi hermano Sergio, que ya tenía su propio estudio en Requena, y abrir una nueva sede en Valencia. Requena representa nuestras raíces profundas, esas que nos conectan a la tierra y que nos dan la fuerza para innovar. Valencia, por otro lado, representaba el paso hacia adelante, hacia el crecimiento, hacia la expansión de nuestras ideas y proyectos.
Desde pequeños, tanto Sergio como yo, tuvimos un contacto directo con el mundo de la construcción gracias a nuestro padre, que era albañil. Durante los veranos, nos llevaba a la obra donde experimentábamos la construcción de primera mano. Fue allí donde realmente vimos la industria desde otra perspectiva, no solo como un proceso técnico, sino también como un desafío constante de organización, gestión y calidad.
En nuestro estudio siempre hemos sentido un fuerte compromiso con cada proyecto y con nuestros clientes, quienes confiaban en nosotros para hacer realidad sus sueños. Al principio, nos dedicábamos a todo tipo de proyectos: reformas, viviendas unifamiliares, edificios de oficinas… Pero había algo en común en todos ellos. Los planos eran impecables. Con la formación adquirida en nuestros años de facultad y experiencias previas, habíamos aprendido a realizar proyectos bien pensados, con un alto nivel de diseño y un enfoque técnico excepcional, gracias al vasto conocimiento de Sergio. Sin embargo, había algo que siempre nos dejaba insatisfechos: el proceso constructivo nunca conseguía alcanzar el nivel de excelencia de los planos. Los plazos eran incumplidos con regularidad, el presupuesto final no se ajustaba a lo acordado, y la calidad constructiva, por mucho que nos esforzáramos, nunca era la misma que la plasmada en los dibujos.
Este eterno ciclo de frustraciones me llevó a pensar en una solución radical. ¿Y si pudiera transformar la construcción en un proceso más controlado, con estándares de calidad más altos y plazos más predecibles? Fue entonces cuando empecé a investigar sobre la construcción industrializada. Un concepto que, en principio, me parecía prometedor: un proceso estandarizado, con una producción más precisa y con el control total sobre los materiales, los costes y los plazos.
En ese momento, el concepto de modularidad me parecía una respuesta a muchas de las dificultades que nos encontrábamos día a día. Sin embargo, había una pregunta clave: ¿habría mercado para una casa diseñada a partir de un catálogo? ¿Sería posible ofrecer a los clientes un precio cerrado sin tener que esperar meses para que un proyecto tomara forma? La idea era ambiciosa, pero el potencial era tan atractivo que decidí que tenía que probarlo.
Así nació The Housebook, nuestro primer catálogo de casas modulares. La premisa era sencilla: ofrecer una selección de modelos que los clientes pudieran elegir según sus gustos y presupuesto, con la seguridad de que los plazos y los precios serían cerrados desde el principio. Y lo que descubrimos fue una sorpresa: había una gran necesidad en el sector de la vivienda unifamiliar de un modelo así. Los clientes, hartos de la incertidumbre, querían saber cuánto costaría su casa desde el inicio, sin arriesgarse a contratar un proyecto sin saber si podrían pagar la obra.
Con la metodología tradicional, el proceso de contratación para cualquier proyecto de vivienda era complicado. Los clientes no querían comprometerse sin tener un precio claro, pero para dar un precio preciso, el arquitecto tenía que desarrollar previamente gran parte del proyecto de ejecución, lo que suponía un gran riesgo para el estudio. Con el catálogo eliminábamos ese riesgo. A medida que compartíamos nuestras ideas vimos cómo la gente respondía positivamente, y nuestro catálogo no solo tuvo éxito, sino que nos mostró que la idea de una vivienda modular, estandarizada, con un precio y un plazo cerrado, era viable y necesaria en el mercado.
Este primer paso en la creación de inHAUS fue un punto de inflexión, no solo para nuestro estudio, sino para mí personalmente. Me di cuenta de que había una oportunidad de transformar el mercado, de cambiar las reglas del juego en la construcción de viviendas unifamiliares. Y todo comenzó con una idea simple: ofrecer calidad, control y certidumbre a los clientes. Esta visión, que en 2013 parecía un sueño incierto, se convirtió en la base sólida de lo que hoy es Casas inHAUS.
Este viaje, como todos los viajes valiosos, no ha sido fácil. Pero cada paso, cada proyecto y cada desafío nos ha llevado a donde estamos hoy, en el umbral de celebrar una década de historia. En este recorrido, no solo hemos contado con el esfuerzo y la dedicación de nuestro equipo, sino también con la confianza y el apoyo de nuestros clientes, que han sido clave para avanzar y consolidarnos. En los próximos meses, iremos desglosando más detalles de esta aventura y cómo, con el paso de los años, fuimos consolidando nuestro modelo y expandiéndonos a mercados internacionales.
Gracias por ser parte de esta historia. Y como siempre, seguiremos adelante, con el mismo espíritu innovador que nos impulsó en 2013.
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