2018 —
De arquitecto a empresario. De nave a industria.
“Ese mismo año tomamos una de las decisiones más importantes hasta la fecha: trasladar nuestra sede a una nueva nave. Almussafes no fue una elección funcional, fue una elección estratégica. Estar junto a la planta de Ford tenía un valor simbólico muy fuerte para nosotros.“
De arquitecto a empresario. De nave a industria.
Después del reconocimiento como Joven Empresario del Año en 2017 por parte de AJEV, algo cambió en mí. Hasta entonces, mi papel estaba muy centrado en lo técnico, en la arquitectura, el diseño, la construcción… Pero aquel premio me abrió una nueva puerta: la del mundo empresarial.
Empecé a relacionarme con otros empresarios, a compartir experiencias, ideas, inquietudes. A escuchar y a aprender de realidades muy distintas a la nuestra. Y, con todo eso, a darme cuenta de lo necesario que era empezar a mirar inHAUS desde una perspectiva más estratégica. Comprendí que si queríamos llevar esta empresa al lugar que soñábamos, no podía seguir estando únicamente en lo técnico. Había que pensar en grande. Había que pensar como empresario.
Ese mismo año tomamos una de las decisiones más importantes hasta la fecha: trasladar nuestra sede a una nueva nave. Lo que en un principio parecía una necesidad técnica —más espacio, más capacidad— se convirtió en un paso decisivo para nuestra evolución. Llevábamos tiempo buscando, sabiendo que tarde o temprano tendríamos que cambiar.
Almussafes no fue una elección funcional, fue una elección estratégica. Estar junto a la planta de Ford tenía un valor simbólico muy fuerte para nosotros. Siempre hemos mirado a la industria del automóvil como referencia: su capacidad de evolución, de sistematización, de integración. La industrialización de la construcción necesita recorrer ese mismo camino. Y estar allí, tan cerca, era un paso más en esa dirección.
Además, Almussafes está perfectamente conectado, y justo en esa zona se concentran muchos de nuestros proveedores. La apuesta por el kilómetro cero y por una red cercana de colaboradores se convirtió en parte fundamental de nuestro modelo. Trabajamos con ceramistas, carpinteros, metalistas y especialistas que no solo están cerca, sino que comparten con nosotros la exigencia por la calidad y la mejora continua. Estar a unos pasos de ellos nos permite tener un control real del proceso, y reforzar algo que siempre hemos cuidado mucho: la comunicación constante.
La mudanza, claro, no fue sencilla. Muchos miembros del equipo estaban ya instalados en Valencia, y el traslado no era fácil para todos. Sabíamos que era el camino y siempre agradeceré el esfuerzo y la actitud de todos los que lo hicieron posible. Por primera vez, todo el equipo —técnico, de fabricación, operarios— trabajábamos juntos, en un mismo espacio. La conexión que eso generó fue brutal. Fluidez, coordinación, compromiso. Por fin sentíamos que todo el engranaje funcionaba como una verdadera industria.
Mientras tanto, mi hermano Sergio se enfrentaba a uno de los desafíos más complejos del momento: cómo mover los módulos dentro de la nave. Diseñó “el bebé”, un útil que se acoplaba al puente grúa y nos permitía mover las piezas con total precisión. Fue una auténtica hazaña de ingeniería: se recorrió media España hablando con fabricantes de grúas, expertos en útiles portuarios, industriales de Galicia, Sevilla, Tarragona, Granada… hasta encontrar a los socios adecuados para fabricarlo.
Gracias a esa solución, hoy podemos hacer algo que muy pocos pueden: mover módulos de grandes dimensiones, con pesos y configuraciones complejas, con total seguridad y eficiencia dentro de nuestras instalaciones. Es una pieza clave de nuestro sistema de trabajo y una muestra de que la innovación no está solo en los planos o en los materiales, sino también en la maquinaria que diseñamos para hacer posible lo que parecía imposible. Una apuesta por el I+D+i que nace desde dentro y que sigue marcando nuestro camino, donde la capacidad de mi hermano para entender la técnica, anticiparse a los problemas y encontrar soluciones a medida es una de las piezas clave del crecimiento de inHAUS.
2018 fue también el año en que dimos nuestro primer paso hacia la internacionalización. Detectamos un gran potencial en el mercado francés, y traducimos nuestra web al francés para abrir esa primera puerta. No era solo una cuestión de idioma, era una declaración de intenciones. inHAUS estaba preparada para cruzar fronteras.
Este año fue, sin duda, un año de transformación. De cambiar de espacio y de mentalidad. De crecer, no solo en tamaño, sino como equipo, como empresa y como modelo. Una etapa exigente, pero llena de sentido.