Capítulo 9

El año que todo se paró.

Si 2020 fue el año de las ventas récord, 2021 fue todo lo contrario. El contraste fue brutal. Veníamos de cerrar un año con más de 30 casas vendidas y empezábamos el nuevo con la fábrica completamente vacía. Todos tenemos grabada en la cabeza la imagen de Eva —nuestra compañera de limpieza desde que llegamos a Almussafes— montada en la máquina fregadora, sola en medio de la nave desierta, con la mascarilla puesta y las lágrimas cayéndole por encima. Era desolador. Ver la sala de producción sin ni una sola casa, sin movimiento, sin ruido… dolía.

Y os preguntaréis: “Si 2020 fue tan bien, ¿por qué no estabais fabricando?”. Pues abrimos melón: las licencias de obra no llegaban. Durante la pandemia, los ayuntamientos también sufrieron lo suyo. Cambios de personal, teletrabajo mal gestionado, incertidumbre, y expedientes que se amontonaban como torres. Nosotros, mientras tanto, esperando. Teníamos los proyectos, teníamos a los clientes, teníamos todo… menos el permiso para arrancar.

A eso súmale el caos del momento: proveedores que no podían garantizar entregas, subidas de precios sin parar, reducción de plantilla, personas que entraban y salían del equipo… Era como vivir en una tormenta perfecta. Creíamos que lo peor ya había pasado con la pandemia, pero no. Lo duro de verdad fue encajar las consecuencias.

Intentamos buscar soluciones desde todos los ángulos. Y de esa necesidad salió algo bueno: nuestra colección Lite. Una línea de viviendas con estructura estandarizada —sin modificaciones posibles— que nos permitió adelantar compras, estocar materiales y garantizar precios cerrados. Fue un acierto total. No solo solucionó parte del problema, sino que además nos ayudó a tener una gama más asequible, sin renunciar a nuestra calidad arquitectónica. A día de hoy sigue funcionando como un tiro. Puedes ver nuestra colección Lite aquí.

Ese año también nos enfrentamos a otro reto: la desconexión entre personas del equipo. La pandemia había acentuado la distancia entre oficina y producción. Turnos escalonados, entradas separadas, mascarillas… Había gente que no se conocía ni de vista. Así que instalamos una zona de desayuno en la cocina. Nada del otro mundo: una tostadora tipo hotel, fruta, pan, café. Pero resultó ser una de las decisiones más acertadas. La gente empezó a coincidir, a hablar, a reconocerse. A veces, los pequeños gestos cambian más que los grandes planes.

Pero si hay algo que marcó 2021 fue el cambio de mirada por parte de los profesionales. Hasta ese momento, muchos estudios de arquitectura nos veían como competencia. Nosotros hacíamos diseño y construcción, y eso generaba recelo. Pero ese año algo cambió. Empezaron a vernos como lo que realmente somos: una constructora fiable, que puede garantizar precio y plazo. Algo que, en ese contexto de caos generalizado, era oro puro. Nuestro CRM se llenó de propuestas de colaboración de otros estudios. Arquitectos, promotores, inversores… todos empezaron a vernos como un aliado.

Y eso nos llenó de orgullo. Porque desde el principio, nuestra intención nunca fue quitar trabajo a nadie, sino darle solidez al trabajo de los demás. Construir con calidad, fieles al proyecto, respetando la visión del arquitecto. 2021 fue el año en que, por fin, nos pusimos en el mapa como socio de confianza para los profesionales del sector.

No fue un año fácil. Pero fue clave para lo que vino después.